viernes, 14 de mayo de 2010

Mis noches blancas.


Adormecido por la ignorancia de unos fugaces sueños.
Sueños tan reales en mi enjaulada mente,
que me cegaban los párpados impregnados
del reflejo radiante de esas lejanas vigilantes,
y guías nocturnas de mi viaje celestial.

Mi mirada penetraba con lentitud dentro de un escaparate
espectacular por la calma que desprendía el mar,
y por la estufecta luz de la oscuridad,
interiorizando mi brutal realidad.

Noches blancas, con el disfrute de la ligereza del viento cálido,
y con la sensación del roce de una pluma,
que me acariciaba mi sonrojada mejilla,
y como mi vólatil cabello se despegaba de mi soleada cara.

Ojos enfocados a un atardecer sobrio y,
pájaros que se enorgullecían del placer de un vuelo libre.
Dándome sólidas alas que me elevan muy alto.

Tán alto que tenía ganas de romper las cadenas,
que me ataban a mi fingida y desleal libertad.
Libertad, innata que hace desterrarme de mi rojiza tierra.

Orgullosas ilusiones y pasiones, arduosas de dominar,
Ante la voluntad última de embellecer una verdad,
que me revelaba el anhelo deseoso de violar,
mis desnudos pensamientos,
tán profundos y veraces como una sangrante herida,
que deja huella pero no dolor.




4 comentarios:

  1. Mat, es una delicia leerte y sentirte/descubrirte desde adentro. Enhorabuena, es precioso.

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  2. Ohh, que bonito lo de"delicia". gracias por este comentario que me dan aún más ganas de escribir.
    un abrazo

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  3. Noches blancas...
    Tiempo para inquirir,
    tiempo para indagar entre las grietas…
    ¿Donde estarán las raíces del cielo?
    Me ha gustado leerte, :-)
    Un abrazo

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